Síntesis
del Yoga
Toda la vida es Yoga (unión,
amor, crecimiento), consciente o subconscientemente.
Según
el criterio correcto de la vida y del Yoga, toda la vida es Yoga consciente o
subconscientemente. Pues con este término significamos un esfuerzo metodizado
en pos de la autoperfección mediante la expresión de las potencialidades
latentes en el ser y una unión del individuo humano con la Existencia
Universal y trascendente que vemos
parcialmente expresada en el Hombre y en el Cosmos. Pero toda la vida, cuando
observamos detrás de sus apariencias, es
un vasto Yoga de la Naturaleza que intenta realizar su perfección en una
expresión siempre creciente de sus posibilidades y unirse con su propia
realidad divina. En el hombre, su pensador, ella por primera vez en esta Tierra
inventa medios autoconscientes y voluntarios ordenamientos de la actividad por
los que esta finalidad puede lograrse más rápida y pujantemente.
El
Yoga, como ha dicho Swami Vivekananda,
puede considerarse como un medio de condensar la propia evolución en una sola
vida o en pocos años o incluso en pocos meses de existencia corporal. Entonces
un sistema dado de yoga pude ser nada más que una selección o condensación en
formas más estrechas o mas enérgicas en intensidad, de los métodos generales
que ya se usan flojamente, en gran medida, en un movimiento indolente, con un
mas profuso desperdicio aparente de material y de energía pero con una más
completa combinación por parte de la gran Madre en su vasta labor ascendente.
Se ha creado una aguda incompatibilidad entre la vida en el mundo y el
crecimiento y perfección espirituales, y aunque subsiste la tradición e ideal
de una victoriosa armonía entre la
atracción interior y la demanda externa, aquellos se ejemplifican poco.
De
hecho, cuando un hombre concentra su visión y energía en lo interior y penetra
en el sendero del Yoga, se supone que ha de perderse en cuanto a la gran
corriente de nuestra existencia colectiva y al esfuerzo de la humanidad. La
idea prevaleció tan vigorosamente, fue tan enfatizada por filosofías y
religiones prevalecientes, que escapar de la vida en la actualidad se
considera, por lo común, no solo condición necesaria sino también objeto
general del Yoga. No puede se satisfactoria la síntesis del Yoga que, en su
objetivo, no reúna a Dios y la Naturaleza en una vida humana liberada y
perfeccionada o, que en su método, no solo permita sino que también favorezca
la armonía de nuestras actividades y experiencias internas y externas en la
divina consumación de ambas.
Eludir
la vida que se le da para la realización de aquella posibilidad, jamás puede
ser la condición indispensable ni el objeto total y último de su esfuerzo
supremo o de su más poderoso medio de autorrealización.
El
objeto y utilidad verdaderos y plenos del Yoga solo pueden cumplirse cuando el
Yoga consciente en el hombre, como el Yoga subconsciente en la Naturaleza, se
torna limítrofe a la vida misma y podemos, una vez más observando el sendero y
el logro, decir en un sentido más perfecto y luminoso: “toda la vida es Yoga”.
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